La pisada puede realizarse de tres formas:
Pronadora: cuando se pisa
hacia dentro. Los corredores pronadores tienden a correr con las piernas más
juntas, y pisando con la parte más interna del pie. Los pronadores tiene
predisposición a sufrir dolor de espalda, lumbalgias, ciáticas.
Muchas veces el exceso de
pronación se debe más a una debilidad en ligamentos y músculos de tobillo que a
una característica de la persona. Por eso, antes de comprar zapatillas
específicas o plantillas, intentemos fortalecer bien el tobillo, piernas y
hacer un trabajo correcto de técnica de carrera.
Supinadora: cuando se
pisa hacia la parte exterior del pie, el supinador inclina el tobillo hacia el
exterior del pie, y suelen ser personas con un arco plantar muy pronunciado y
poco flexible.
Los futbolistas que supinan en
exceso también tienen mayor predisposición a sufrir esguinces.
Neutral: Es un tipo de
pisada donde los tobillos y pies no tienden a apoyarse en ningún extremo, sino
que se alinean para definir el apoyo sobre el suelo. Es la mejor que se puede
tener. Ya que, no suele haber mucho problema de lesión con este tipo de pisada
Elegir un tipo de calzado con el
que el futbolista se sienta cómodo y su pisada mejore es importante, al igual
que visitar a un especialista que pueda ayudarte a conocer más sobre tu tipo de
pisada y para que nos ofrezca alguna solución.
Yo particularmente visite en
Pontereas PESAUDE y me determinaron una pisada neutral, os dejo el enlace de la
clínica: http://www.pesaude.com/
Por ultimo hablaros de la Enfermedad de Sever (Osteocondritis
del calcáneo)
Puede ser que algunas veces nos
de dolor en ambos talones al terminar
los entrenamientos de fútbol. Como hay jornadas en las que viene el dolor y
otras en las que no, los padres no suelen creer a los niños, ni darle la
importancia que este dolor se merece.
Esta alteración del crecimiento que se da entre los 8
y 13 años y se cura espontáneamente con el tiempo, pero durante esos años para
evitar problemas os recomiendo: no andar descalzos (lo más importante); la
utilización, especialmente en los entrenamientos, de una talonera para
amortiguar el talón o utilizar un calzado que esté lo suficientemente
almohadillado; y ejercicios de estiramiento de la extremidad inferior.
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